Este lunes no dormí en mi cama, ni en mi casa, dormí en la recamara que alguna vez consideré mía en casa de mi hermana, en esa recamara viví un año y ese tiempo se me fue muy deprisa, entre poner cinta adhesiva a mis sueños rotos y pegamento para volver a reconstruir mi vida, fue extraño dormir en una recamara que hasta hace unos años fue tan cálida para mi, ya no es la misma, ya no están los muebles que estaban ahí, ya no están mis pocas cosas que adornaban las paredes, ahora se ha transformado en un cuarto de triques y una pequeña cama individual en un rincón.
Este lunes no dormí en mi cama, ni en mi casa y extrañe mi mini casa, extrañe los colores con que fui llenando mis paredes, el rojo, el verde, el negro, colores que tal vez nadie se atrevería a usar en su casa y sin embargo en la mía avivan la felicidad que en ella embarga, extrañe mis plantas que siempre adornan mis rincones, extrañe los dibujos de dinosaurios, extrañe mis muebles reciclados y los aromas de las frutas que hay en mi mesa.
Este lunes no dormí en mi cama, ni en mi casa y extrañe la calidez de mi recamara, sus cojines, su edredón, sus cortinas, mi pequeña lámpara que compre en una venta de garage en 7 dólares, extrañe mi espacio, mi vida, mi comienzo y mi presente.
Que bien se siente ver en retrospectiva lo maravillosa que se ha vuelto tu vida después de hacer un cambio positivo en ella, no se trata de las cosas materiales, si no el significado que ellas tienen en mi vida, los logros, el comienzo, el nuevo amanecer.
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