Es extraño como te acostumbras a tu ritmo de vida, el estress, el smog, los autos, la ciudad, el tiempo que pasa de prisa, la familia, los amigos, los amores.
Pero de vez en cuando, simplemente....
Tomo una mochila y me subo a un transporte, el ruido del mofle, el chofer sudando a mares, la gente con un acento tan distinto, las comodidades de casa, se quedaron en casa, el aventurarme y descubrir un pueblo magico donde todo transcurre en una linea de tiempo diferente a la que estoy acostumbrada, a donde sea que mis ojos ven admiro el verdor de los arboles, las palmas llenas de cocos, las flores de mil colores; mis pasos me llevan a la playa, un lugar escondido en el cual solo visualizo escasas diez personas quienes observan a lo lejos el oleaje, sentarme bajo una sombra y perderme en ese momento, guardarlo en mi memoria, no se cuantos pasos tuve que caminar para llegar a ese rincon, simplemente me quedo maravillada y trato de recordar todo, grabar cada minuto, me siento en la arena y vuelvo a recordar mi infancia haciendo castillos y simplemente en un momento me decido, fuera ropa, solo el traje de baño y me sumerjo entre las olas.
Pase todo el día en la playa, disfrutando el agua salada, el vaiven de las olas, las sonrisas y atenciones de extraños, a punto de oscurecer simplemente me pongo la ropa sobra el traje de baño y vuelvo a caminar, mientras el calor de la noche seca mi ropa, llego por fin al hotel, donde simplemente vuelvo a la comodidad, estos dias en que me gusta extraviarme en las calles de un lugar que no conozco o que trato de recordar.
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