Poco a poco la oscuridad envolvía las calles de ese viejo pueblo, en la vieja casona se podía escuchar el ulular del viento que trataba de escurrirse entre las grietas de las ventanas, el candelabro se mecía lentamente, súbitamente la casa se quedó en silencio, el viento detuvo su ulular y de pronto se escucho un leve rechinido, si ese crujir de la madera que ante el peso de su pequeño cuerpo cedía, a cada paso que daba al bajar las escaleras se escuchaba ese leve crujido que como un lamento llenaba todo los rincones de la casa, tempestivamente apareció en la puerta de la cocina, ataviada con sus ropas blancas, su pequeña figura, sus ojos siniestros, demasiados siniestros para una pequeña niña de 9 años, su cara redonda y de tez de porcelana, lentamente tomo un cuchillo, dio unos pasos… entonces sucedió lo impensable, lo inimaginable… tomo un pan y le puso mermelada
Uis! Menuda historia para leer justo antes de irme a dormir....
ResponderEliminarJajajajajjaun
Un besillo
jajaja genial tu historia.... seguiremos en contacto!!!!! he vuelto a mi blog!!!!!
ResponderEliminarTu blog es genial!
ResponderEliminarImagina la escena comadre, yo con mis trenzas y mi rebozo, medio mordiendo la trenza y diciendo: Muchas gracias su merced, favor que usted me hace.
Eliminar:D Saludos